En 1964 nos mudamos desde V. Kattarp a Söderkulla, que como su nombre indica, es la parte sur de Malmö. Era un barrio completamente nuevo y estaba lleno de edificios de diferentes alturas (uno de ellos tenía 13 plantas y para nosotros era algo impresionante). Nuestro bloque tenía a su alrededor un campo de cultivos, ya que fue el último edificio que se construyó. Constaba de únicamente dos plantas y en él había cuatro viviendas.
Nuestra casa estaba en la segunda planta. Era un piso de 125 metros cuadrados, constaba de 4 habitaciones, un salón muy grande, cocina moderna y justo debajo teníamos un trastero. Recuerdo hasta el precio que tuvieron que pagar de entrada para esa casa, eran unas 9.000 coronas y 525 mensualmente.
Como nos mudamos en abril, nos tuvimos que quedar en nuestros respectivos colegios hasta el comienzo de las vacaciones de verano. Así que no había más remedio que coger la bicicleta y pedalear un largo camino. Mi madre se marchaba en bici cada mañana a las 07:30 para poder llegar a su trabajo (en Telefónica). Mi padre tenía un horario más irregular, ya que era conductor de autobús.
Aqui con nuestro perro Lattjo.
1966 en la cocina con mi padre
Cuando nos mudamos, mi hermana Anna-Lena tenía 2 años y mi madre intentó llevarla a una guardería, pero no funcionó, ya que se pasaba todo el día llorando en una esquina. Es lógico pensar que eso era un golpe fuerte para mi madre, porque dejaba a su hija pequeña en un sitio que le hacía sentir tan triste, así que tuvo que buscar una solución. En Suecia lo llamamos como "Madres sustitutas", es decir, madres que son amas de casa y que a su vez, se hacen cargo del cuidado de algunos niños en su propia casa. Así que mi hermanita comenzó a estar más feliz y mi madre también.
En otoño de 1964 Annika y yo tuvimos que cambiar de colegio a unos más cerca y que estuviera en el mismo barrio. Fue bastante duro perder a nuestros amigos, pero en Söderkulla (como era un barrio nuevo) casi todos los niños venían de otros colegios y estaban en una situación similar a la nuestra. Así que pasados unos meses, ya estábamos totalmente integradas con los nuevos compañeros y amigos.
Muchas fiestas tuvimos en Söderkulla, cumpleaños, navidades, bodas
Mis padres vivieron en este piso por más de 50 años. Aunque todas las hijas nos fuimos cada una por su lado una vez teníamos 18 años, pero Söderkulla fue siempre nuestro punto de reencuentro. Justo allí celebramos las navidades todos juntos, los cumpleaños y hasta la fiesta de mi boda. Conforme iban pasando los años, la familia aumentaba y siempre realizábamos los encuentros en ese piso.
En agosto de 2015, nos despedimos con mucha tristeza de lo que fue nuestro hogar y con dolor cerramos un capítulo de nuestras vidas.
Mi padre delante de su ordenador buscando musica en youtube para mi madre.
Y los nietos siempre con sus abuelos
El salon el sitio donde nos juntamos siempre.